Baabdat Family Trees - Inmigración - Los motivos de la emigración libanesa

Los motivos de la emigración baabdatense

 

Antes de analizar más detalladamente los motivos que obligaron a los libaneses a dejar su tierra y partir en dirección a las regiones fecundas de sus sueños, nos detendremos en las escenas de los que emigraron y regresan al Líbano por las fiestas, las vacaciones, por alguna situación difícil, o por algún otro motivo...Besan la tierra del aeropuerto de Beirut, y dicen en voz alta y clara, a veces en un árabe con acento extranjero: "¡Qué suerte que tiene aquel que disfruta de un hogar en el Líbano!"

El amor de los expatriados a su Líbano sigue siendo muy fuerte, aunque sus sueños se hayan realizado en la diáspora. Sus corazones se quedan aquí, sus ojos sólo ven esta patria y los latidos de sus corazones se aceleran cada vez que el nombre del Líbano cruza por sus mentes... ¡Es un sentimiento muy especial, es imposible explicarlo!

 

¿Cuáles son las causas de la emigración y cuales fueron sus destinos ?


La emigración baabdatense

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La emigración baabdatense comenzó más o menos en 1860. Los motivos son similares a los de la emigración libanesa en general: mayormente económicos, religiosos, sociales y políticos... Las causas inmediatas: los conflictos que surgieron de la distribución del agua del Aaraar, que es considerado como el manantial de la vida en la economía y la agricultura. Esto dio lugar a un conflicto civil entre los baabdatenses y luego después entre las autoridades civiles y religiosas de aquel tiempo. Una consecuencia bastante curiosa fue que en 1892 dos tercios de la población baabdatense se hizo protestante, abandonando su pertenencia al rito maronita católico (el maronita es uno de los ritos orientales de la Iglesia católica). Antes de que transcurriera un año, más precisamente el 6 de enero de 1893, regresaron a la Iglesia católica pero con el rito latino occidental.

 

Las cartas e invitaciones de los familiares emigrantes llamando a sus parientes residentes en Baabdat a unirse a ellos, tuvieron un fuerte impacto en sus destinatarios.

 

Los primeros emigrantes baabdatenses se trasladaron hacia países del continente americano: hacia la Argentina, Brasil, los Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela. Hoy en día, la mayor proporción de descendientes de baabdatenses está en Argentina.

 

También, se radicaron en las capitales y ciudades más importantes de Canadá, Puerto Rico y varios otros países...


La emigración hacia Brasil

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Los motivos

Los motivos propios a la emigración a Brasil - que empezó a finales del siglo XIX - fueron: el deseo de los libaneses por alcanzar, mediante el trabajo, el anhelado bienestar, su voluntad de elevar su nivel de vida y escapar de la pobreza, el hambre y la opresión. Este deseo fue fortalecido por el aliento que mostró el emperador de Brasil, Don Pedro II durante su visita al Líbano en 1876. El emperador notó la vitalidad y la energía de los libaneses, expresó su deseo de verlos en gran número en el Brasil y prometió su protección garantizando el regreso con prosperidad y felicidad. Como apoyo, depositó en el Banco Otomano una cantidad de dinero destinado a ayudar a los niños pobres, lo que les permitiría asistir a la escuela... Esta conducta impresionó a los libaneses y generó en ellos sentimientos de afecto por el Brasil.

 

La iniciativa de Don Pedro II se produjo en un contexto económico importante, que comenzó con la apertura al mundo de Brasil, en el siglo XIX. En aquella época Brasil necesitaba agricultores jóvenes en el sur de su extenso territorio, en pleno desarrollo. Por eso acogió a un gran número de inmigrantes suizos, alemanes, italianos, polacos y otros...El rey Don Juan IV de Portugal firmó un decreto que permitió al gobierno proporcionar tierras a los extranjeros, lo que fomentó una gran inmigración hacia Brasil.

 

En 1850, la promoción de la emigración hacia Brasil decía que ese país era "un paraíso dorado". En ese tiempo Europa y Asia sufrían una gran pobreza, muchas formas de dominación y genocidios... Las leyes de inmigración de los Estados Unidos exigían llenar muchos y difíciles requisitos...En cambio los brasileños eran menos estrictos. La política brasileña de apertura incluyó la firma de tratados comerciales con algunos países, entre ellos el Tratado de amistad, comercio y navegación con el Imperio Otomano en 1858. Este tratado no sólo estableció relaciones comerciales entre los dos países sino que facilitó también la entrada en el Brasil de los titulares de un pasaporte otomano (turco).

 

En cuanto al paradero de los descendientes de Baabdat en Brasil, la mayoría de ellos se encuentra en las siguientes provincias:

São Paulo, Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Rio de Janeiro, Amazonas, Maranhão...

 

 

El viaje

Los libaneses viajaron a Brasil en barco. Eran viajes muy duros, que requerían 70 días. Llegaban a Brasil en situaciones deplorables: pobreza, ignorancia casi total del país, del idioma y de las costumbres. No conocían a nadie que los orientara y asesorara. Desembarcaban en Río de Janeiro, Santos, en São Paulo, o Salvador en Bahía, o Belem en Pará, o São Luis en Maranhão... Desde estos puertos cruzaron las extensísimas regiones de la Amazonia. Brasil habilitó lugares para la recepción de los inmigrantes enfermos. Los más importantes estaban en la isla de Cobra, en Río de Janeiro. Los inmigrantes se trasladaron directamente del puerto de Santos en tren, hasta la estación que pertenece a la Casa de Hospitalidad en São Paulo, donde pasaron unos días de descanso bajo atención médica. A partir del año 1887 el Imperio Otomano abrió un consulado en Río de Janeiro, pero no atrajo mucho la atención de los inmigrantes.

 

Los libaneses se dedicaron principalmente al comercio, convirtiendo a la calle 25 de marzo, de  São Paulo, en el lugar donde se reúne el mayor número de comerciantes libaneses de la ciudad y en el centro comercial más importante de América del Sur y Central. Trabajaron también en la industria, en la agricultura y la ganadería. Entraron en el sector bancario, en los servicios públicos, las profesiones libres y las actividades sociales. Fundaron clubes, asociaciones y centros de salud... Se destacaron en el campo del periodismo, por ejemplo el baabdatense Naum Keseruan Labaki que fundó, en 1896, el periódico "Al-Raqib" en Río de Janeiro, como también el periódico "Al-Munazer" en São Paulo. Se integraron en la sociedad brasileña y formaron una comunidad activa y productiva.

 

Esta gran evolución hizo que en Brasil se encuentre la mayor comunidad de inmigrantes libaneses.


La emigración hacia la Argentina

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Los motivos

La Argentina fomentó la inmigración en el siglo XIX porque quería, como Brasil, hacer producir a sus extensas regiones aptas para la agricultura. Fue el país que recibió la mayor cantidad de inmigrantes europeos después de los Estados Unidos. Los libaneses tenían una cuota importante en la Argentina; emigraron hacia allí a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, considerándola como el país de las promesas y de la abundancia.

 

Algunos emigraron respondiendo a la invitación de los familiares que los habían precedido, que habían organizado su vida allí y que ayudaron económicamente a los recién llegados, compartiendo sus negocios con ellos. Una de las razones que facilitaron la emigración hacia la Argentina fue la traducción al árabe de la ley promulgada en 1876, como también otras leyes relacionadas con la actividad agropecuaria, y varias publicaciones que explicaban las costumbres de la Argentina. También se publicaron, en español y en árabe, todas las leyes relativas a la inmigración, como también algunos sencillos libros que incluían las reglas del castellano y orientaciones para los inmigrantes, lo que atrajo aún más su atención.

 

En cuanto al paradero de los descendientes de Baabdat en Argentina, la mayoría de ellos se encuentra en las siguientes provincias:

Buenos Aires, Jujuy, Salta, Santiago Del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, Córdoba, Santa Fé, Entre Rios, Mendoza, Tucuman, San Luis, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Corrientes, Rio Negro, Chubut, Chaco...

 

 

El viaje

Los libaneses iniciaron el viaje por mar en barcos a vela, hasta trasbordar a barcos más grandes. Muchos de ellos eligieron la Argentina como destino. A la vanguardia de los primeros inmigrantes estuvo Lahud Chahin Labaki, de Baabdat, que emigró en 1885.

 

A su llegada a destino, el inmigrante libanés buscaba en primer lugar conocer al vecino, luego, a la gente de las aldeas cercanas a ese pueblo. Los primeros expatriados conservaron este método en su vida social y comercial organizándose del más cercano al más lejano, es decir, en primer lugar los vecinos, luego la gente de los pueblos cercanos, y al final, la gente de otros pueblos. La ciudad de Güemes, en la provincia de Salta, es el mayor ejemplo y se la conoció como la "pequeña Baabdat".

 

Al principio los libaneses entraron en la Argentina ilegalmente, a través del Uruguay, y no se les permitió entrar formalmente hasta 1896, después que se promulgara una ley para solucionar este problema. Los europeos comenzaron a radicarse en la Argentina y los siguieron los libaneses, que al principio sufrieron alguna persecución y se los llamaba turcos. Esos libaneses conocieron la discriminación racial de la gente y del gobierno, de modo que cuando el gobierno argentino decidió recibir inmigrantes europeos para poblar el país, impidió a los libaneses alojarse en el hotel de inmigrantes, reservado entonces para los europeos. No se les permitió tampoco disfrutar de otras facilidades que sí tenían otros inmigrantes antes de 1939, cuando disminuyó la emigración hacia la Argentina.


La emigración hacia los Estados Unidos de América

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Los motivos

Los Estados Unidos atrajeron a los libaneses, y a emigrantes de todos los países, especialmente después de 1860, fecha de la elección de Abraham Lincoln como presidente. Él fue quien abolió la esclavitud. Alentó la inmigración hacia los Estados Unidos dando, a cambio, terrenos gratuitos a los inmigrantes a fin de asegurar la mano de obra para su país.

 

Se difundieron rápidamente las noticias acerca de las muchas posibilidades que había en los Estados Unidos: recursos abundantes, regiones fértiles, noticias del descubrimiento de la plata y del oro. El país fue también conocido por su desarrollo en el campo de la técnica y por sus invenciones y aplicación de la ciencia, por el ingenio en los ámbitos del empleo y de la producción. Y se agregaron, junto con las de la prosperidad económica, las noticias de la libertad, en sus diversas manifestaciones, que reinaba en ese país, donde se aplican los principios de la fraternidad, la igualdad y la justicia. Todos estos elementos e informaciones acentuaron la tendencia a la aventura de muchos libaneses, que decidieron ir a los Estados Unidos.

 

En el siglo XIX se incrementó en el Monte Líbano la influencia norteamericana en todo lo referente a las obras de caridad y a la educación, debido a las misiones protestantes norteamericanas que crearon iglesias y escuelas para niños, las que fueron frecuentadas por algunos emigrantes.

 

También fue fundada la Universidad Americana en Beirut y se publicaron libros en árabe y en inglés. Como resultado de todas estas influencias, surgió en el Líbano una clase educada y desempleada que en parte emigró a Egipto y al nuevo mundo, contribuyendo al proceso de la cultura y del progreso y mejorando su situación económica y social.

 

Los libaneses conocieron a muchos de los misioneros, peregrinos y turistas americanos que visitaban los lugares santos y los sitios históricos y arqueológicos de Oriente. Por su apariencia de gente próspera, por su generosidad y por lo que gastaban, los libaneses se formaron una idea positiva de ellos. Un buen número de libaneses viajó con los turistas llevando rosarios, iconos y cruces para venderlos a los cristianos europeos y americanos. Unos meses después regresaron a su país con la ganancia, lo que alentó a los que buscaban un lucro rápido a viajar llevando tales objetos a Europa y América principalmente.

 

En aquella época - en la segunda mitad del siglo XIX - en América del Norte crecía rápidamente la urbanización y la industrialización por medio de la construcción de una red de carreteras, por favorecer las comunicaciones estableciendo redes telefónicas, telegráficas, eléctricas y fomentando la industria automotriz. Esto le creó una urgente necesidad de mano de obra inmigrante. Hubo además otros factores que se combinaron para promover la emigración libanesa hacia América del Norte. Entre estos factores hay que incluir la decisión del sultán otomano de que sus seguidores expusieran sus obras artesanales, artísticas y tradicionales en varias exposiciones. Muchos de los que participaron en estas exposiciones optaron por permanecer en los Estados Unidos de América. La noticia del éxito de estos pioneros se propagó rápidamente en las aldeas y ciudades libanesas. Se hablaba de las buenas ganancias y de la facilidad de conseguir trabajo, del lujo con el que se vivía y de la posibilidad de realizar sus sueños. Los inmigrantes invitaron y llamaron a sus parientes a unirse a ellos. Las remesas de dinero que les enviaban a sus familiares, afirmaron la determinación de muchos habitantes de las aldeas y ciudades libanesas para abandonar todo y viajar a América.

 

En cuanto al paradero de los descendientes de Baabdat en los Estados Unidos de América, la mayoría de ellos se encuentra en las siguientes provincias:

New York, New Jersey, Massachusetts, Ohio, Florida, Virginia, Minnesota, Texas, North Carolina, Arizona, Michigan...

 

 

El viaje

La mayoría de los primeros emigrantes viajaron a bordo de barcos franceses. Salían de Beirut hacia Alejandría, en Egipto, pasaban por Nápoles, en Italia, y luego por Marsella, en Francia. Desde allí, los emigrantes se embarcaban a bordo de otro barco que los llevara a puertos del océano Atlántico, hasta llegar a Nueva York. Tenía suerte la persona que tuviera un amigo o conociera a otro inmigrante que le ayudara a encontrar un lugar donde dormir y trabajar.

 

Los primeros inmigrantes sufrieron mucho por la opresión y les era muy difícil encontrar un trabajo adecuado, sobre todo durante las crisis económicas que afectaron a la economía americana en general y al sector industrial de Detroit en particular. Pero los oídos seguían estando prisioneros de las repetidas noticias positivas sobre el país del "Tío Sam", y los corazones seguían esperando el momento en el que la suerte les abriera el camino que los condujera hacia los Estados Unidos de América.


La emigración hacia México

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Los motivos

Los motivos de la emigración libanesa hacia México no son diferentes de los de la emigración en general: la pobreza, la miseria, la persecución religiosa, el temor, la opresión turca, las presiones económicas, los impuestos elevados, el dolor, la guerra...

Los libaneses emigraron hacia diferentes países del mundo y eligieron a México por la libertad que tenían en ese momento los inmigrantes de vivir allí según sus creencias religiosas, en un ambiente acorde a su fe católica, sobre todo después de la revolución rusa de 1917, la primera guerra mundial y la aprobación, en los Estados Unidos, en 1921, de leyes estrictas que limitaban la inmigración, así como también de la perturbación económica que afectó al país a  raíz de la crisis de 1929, que provocó que disminuyera la emigración hacia los Estados Unidos y creciera hacia el Brasil, la Argentina y México, donde la política era indulgente con los inmigrantes.

Los libaneses se beneficiaron de la política económica del presidente Bovero Díaz y de su régimen, que alentó la inversión extranjera. Esta política les allanó el camino a los inmigrantes para participar en el crecimiento económico. Así, aumentó el número de vendedores ambulantes. Este tipo de comercio fue muy atractivo para los inmigrantes en general y los libaneses en particular, que se empeñaron en él y así prosperaron.

Participaron muy activamente en el desarrollo de la economía mexicana, en todos los sectores del país. No hubo un solo sector en el que los libaneses no trabajaran: la industria, la agricultura, las empresas, la política y en general todo lo que sea gestión. Los libaneses se repartieron por todo el territorio mexicano: particularmente en la capital, México, como también en Mérida, Guadalajara, Tampico, Cozumel, Toluca, Acapulco, Coatzacoalcos y otros.

 

El viaje

Los caminos que conducían a México comenzaban lógicamente en Beirut, pasaban por Francia, por los Estados Unidos y por Cuba. Se dice que las primeras oleadas de inmigrantes llegaron al puerto de Veracruz y de allí fueron a Tampico.

Los inmigrantes tuvieron muchas dificultades con el registro de sus nombres, lo que entorpecía el trámite de entrada en el país. Tal como sucedió en otros países, el personal del puerto de Veracruz modificaba los nombres libaneses según los entendían ellos en español. Otros inmigrantes, por ignorar el castellano y también a causa de su pasado, adoptaron los nombres de sus ciudades y pueblos de origen en lugar de sus nombres y apellidos reales. Los nombres originales de los inmigrantes fueron registrados en latín. Con el paso del tiempo se hizo imposible que las embajadas libanesas - u otros organismos - pudieran hacer un relevamiento preciso para determinar el número de expatriados dispersos por el mundo.

Al principio los expatriados se dispersaron al azar en los suburbios populares. Se ubicaron en su nuevo ambiente, en ciudades o en zonas rurales, al lado de sus primeros clientes. Luego se abrió la puerta del intercambio entre las diversas clases de la sociedad y se radicaron en las principales ciudades. Algunos residentes locales mostraron cierta hostilidad a los recién llegados y quisieron alejarlos...En ese entonces la palabra "extranjero", tanto en México, como en otras partes del mundo, era sinónimo de "extraño", especialmente en este caso, porque los que llegaban del Líbano eran considerados - erróneamente - turcos.

El intercambio de mercancías entre el vendedor libanés y el comprador mexicano se hacía, al principio, con simples movimientos la cabeza para asentir o negar, porque, lógicamente, el inmigrante ignoraba la lengua del país, el castellano. Poco a poco el libanés aprendió el idioma sin tener que concurrir a la escuela y conquistó la simpatía de los mexicanos por su colaboración en el transporte de bienes hacia lugares lejanos y por su amabilidad en el trato en todo lugar. El inmigrante libanés llegó Incluso hasta selvas desconocidas.

La emigración hacia Venezuela

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Los motivos

Los primeros emigrantes libaneses llegaron a Venezuela en 1880, a la isla Margarita, en el este del país. La emigración no se detuvo hasta el año 1895, más adelante se reactivó con la creación de oficinas venezolanas de comunicación en Francia, España y Bélgica que regulaban el proceso de la emigración e informaban sobre Venezuela y las ventajas de su clima, de su agricultura y de sus recursos naturales. Se reactivó la emigración libanesa hacia Venezuela: los emigrantes entraron al país con pasaportes otomanos.

Al comienzo la emigración hacia Venezuela era modesta, porque Venezuela era un país agrícola que no atraía a los inmigrantes que buscaban un trabajo de carácter puramente comercial. Pero con el descubrimiento y la explotación del petróleo en 1919, y el aumento de los ingresos, los trabajadores empezaron a vivir en la abundancia y se acrecentó en el país la cantidad de inmigrantes provenientes de muchas partes del mundo, incluso del Líbano. Sin embargo, el fenómeno de la expatriación libanesa creció y surgió claramente entre los años cuarenta y sesenta del siglo XX, sobre todo por motivos económicos, porque Venezuela abrió totalmente las puertas a la inmigración y adoptó una economía liberal, lo que la convirtió en un destino deseado para los emigrantes, especialmente para las personas que dominaban el idioma francés, como era el caso de algunos libaneses.

 

El viaje

Los primeros inmigrantes en Venezuela afrontaron también el problema de la inscripción de sus nombres, que fueron escritos tal como los entendían los funcionarios de la inmigración, sin tener en cuenta, por lo tanto, las raíces de la familia y sus orígenes... Entre otros problemas que tuvieron los libaneses es que también allí se los consideraba turcos, y los venezolanos creían que los turcos estaban culturalmente retrasados.

Los primeros expatriados no pudieron escapar de la injusticia y de las falsas acusaciones de los inmigrantes italianos, que hasta los acusaron de comer carne humana (caníbales).

Al principio, los expatriados se movieron por Venezuela practicando el comercio ambulante, como lo hacían en la mayoría de los países del continente americano, pero la recesión económica causada por el estancamiento de la agricultura provocó muchos sufrimientos, hasta el descubrimiento del petróleo. Regresaron así a la práctica del comercio ambulante, recorrieron los mercados, lo que hizo disminuir el trabajo de los propietarios de tiendas y almacenes en el país. Luego abrieron sus propias tiendas y consiguieron, después de muchas dificultades, una buena ganancia. Como resultado, los comerciantes del país ejercieron presiones sobre el gobierno para que dictara leyes que prohibieran el comercio ambulante, bajo amenaza de prisión. Esta campaña obligó a quienes hacían el comercio ambulante a trabajar ocultamente, muy temprano por la mañana y tarde por la noche, o contentarse con exponer algunos modelos de su mercancía sin el conocimiento del gobierno. En cualquier caso, los libaneses ganaron mucho en Venezuela y también gastaron mucho. Alguna gente decía que ellos ganaban oro y comían oro.

La emigración hacia Colombia

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Los motivos

La emigración libanesa hacia Colombia comenzó a fines del siglo XIX. Las costas sobre el Atlántico o el Caribe eran accesibles para la mayoría de los inmigrantes libaneses en Colombia. El Puerto Colombia fue el principal puerto que recibió a los inmigrantes. Se encuentra cerca de la importante ciudad de Barranquilla.

¡No es fácil identificar las causas de la emigración a Colombia como destino final de los inmigrantes! Muchos de los emigrantes eligieron América del Norte como destino principal y llegaron a América del Sur por accidente o por la presión de algunos de los transportadores inmorales. Otros también probaron suerte en América del Norte pero no tardaron en trasladarse al Sur porque vieron que las circunstancias no eran las más apropiadas. Algunos de ellos marcharon tras los pasos de sus amigos y parientes. Las historias de las ganancias que obtuvieron los inmigrantes que retornaron y de la libertad de la que gozaron, alentaron a los demás.

 

En pocas palabras, podemos decir que los libaneses inmigrantes vieron a Colombia y a los otros países de América del Sur como la tierra de las oportunidades.

En todo caso, Colombia recibió a un relativamente pequeño número de inmigrantes libaneses, y en el último siglo hubo grandes olas de inmigración hacia el Atlántico pero no llegaron a Colombia debido a las características tropicales del país, los pocos canales de comunicación interna y la ausencia de una efectiva política de inmigración. Esto se suma a que el país estuvo en guerra civil entre 1899 y 1903, y sufría un gran desequilibrio económico. Por lo tanto Colombia estaba lejos de ser un destino atractivo como la Argentina, Brasil y otros.

 

El viaje

Los emigrantes libaneses viajaron a Colombia a bordo de buques europeos y la mayoría llegó directamente a Barranquilla o Puerto Colombia. Otros llegaron de otros lugares de América del Sur.

 

Algunos inmigrantes se instalaron en las regiones interiores, en particular en la capital y en las ciudades ubicadas a lo largo del río Magdalena. Se consideraba a Barranquilla, Cartagena,  Santa Marta y otros pequeños pueblos en la costa del Caribe como las regiones más populares y atractivas para los inmigrantes. Hubo grupos de libaneses que se instalaron en la capital, Bogotá, y en ciudades como Cali y Medellín como también en la región de Santander y algunos otros lugares

 

Existió una interacción entre los inmigrantes libaneses y sus anfitriones colombianos, conocidos por su bondad y entusiasmo... Este vínculo fortaleció y aumentó la frecuencia de los matrimonios entre ambos pueblos, pero esto no impidió que hubiera algunos incidentes desafortunados entre ellos a causa del rápido éxito de los libaneses en el sector comercial, lo que generó la envidia de algunos colombianos, especialmente la de los pequeños comerciantes, que se reflejó en la prensa local. Por otro lado, algunos miembros prominentes del grupo comercial colombiano defendieron a los comerciantes libaneses describiéndolos como un pueblo respetable y pacifico que merecía ser felicitado por su conducta profesional. Pero, a pesar de esto, no se apartó de ellos el degradante mote de "turcos", que se utiliza hasta hoy a pesar de los esfuerzos realizados para demostrar su injusticia.

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